En preparación para el huracán Milton, el sheriff del condado de Flagler, Rick Staly, emitió una directiva clara: los delincuentes sexuales en su jurisdicción estaban prohibidos de los refugios públicos durante la tormenta y se les instruyó buscar refugio en la cárcel del condado en su lugar. Staly explicó que todos los ocupantes del refugio serían sometidos a verificaciones para asegurarse de que no fueran fugitivos ni estuvieran en el registro de delincuentes sexuales. «Los acomodaremos en el vestíbulo de ese [edificio de la cárcel]. Probablemente lo hayas visto antes,» comentó Staly, enfatizando la postura estricta.
En contraste, el condado de Marion, cercano, tomó un enfoque diferente al establecer un refugio separado y dedicado para delincuentes sexuales registrados que necesitaban evacuar. Las políticas variadas destacan las diferentes estrategias de los condados para manejar el acceso a refugios durante emergencias, equilibrando la seguridad pública con las necesidades de aquellos desplazados por la tormenta.