El viaje de NIL de Kadyn Proctor es una montaña rusa, por decir lo menos. Con solo 19 años, Proctor ha estado acaparando titulares como el No. 1 de la línea ofensiva de Alabama y un importante generador de NIL con una valoración estimada de $727K y un puesto en el top 100 de NIL. A pesar de tener un tiempo limitado en el campo esta temporada, ha demostrado su valía a través de actuaciones destacadas y una increíble ética de trabajo que pocos novatos muestran. El chico tiene talento, atractivo de marca y un seguimiento de fans que crece día a día. Pero recientemente, su viaje ha tomado un giro controvertido, dejando a fans y críticos preguntándose: ¿es el éxito de NIL de Proctor una historia de trabajo duro que da frutos, o simplemente otro intento desordenado de ganar dinero?
Después de un comienzo prometedor con los Alabama Crimson Tide, el viaje de Proctor sufrió un golpe con la salida repentina del entrenador en jefe Nick Saban. La incertidumbre sobre el futuro de Alabama dejó a Proctor cuestionando su camino, y en un movimiento que sorprendió a los fans, volvió a entrar en el portal de transferencias, aterrizando eventualmente de nuevo en Iowa State, el equipo que inicialmente había dejado atrás. Pero esta segunda transferencia provocó más que solo sorpresa; trajo consigo un torbellino de rumores y acusaciones.
Aquí es donde se vuelve turbio: el regreso de Proctor a Iowa State pareció coincidir con un importante esfuerzo de recaudación de fondos por parte de «The Swarm», un colectivo que supuestamente reunió $100K alrededor del momento en que Proctor se transfirió. Los críticos han señalado con el dedo, afirmando que tomó el dinero y se marchó, pero The Swarm ha mantenido silencio, citando confidencialidad. Para Proctor, la acusación es más que una pequeña mancha; es una narrativa que podría cambiar su reputación de ser un jugador prometedor a ser visto como alguien que busca dinero rápido.
Para ser justos, el talento y la dedicación de Proctor son innegables. Como un recluta destacado, ganó su lugar y acuerdos de NIL con habilidad y ambición genuinas. Pero en el mundo del fútbol universitario, donde los acuerdos de NIL están remodelando las carreras de los jugadores (y a veces creando controversias), los aficionados tienen todo el derecho de cuestionar si sus elecciones son sobre crecimiento—o algo completamente diferente.
A medida que los acuerdos de NIL se convierten en una parte más importante del deporte universitario, la historia de Proctor es un recordatorio de la delgada línea que caminan los atletas. ¿Está simplemente aprovechando su momento, o sus movimientos están abriendo un riesgo de reputación que podría costarle en el futuro? Por ahora, su valor de mercado y su número de seguidores en redes sociales siguen aumentando, pero si su próximo capítulo lo consolida como una estrella o como un destello pasajero está por verse.