El presidente ucraniano Volodymyr Zelensky anunció que las fuerzas de Kyiv están manteniendo firmemente sus posiciones en la región de Kursk en Rusia a pesar de los esfuerzos intensificados por parte de las fuerzas rusas para desalojarlas. “Rusia intentó retroceder nuestras posiciones, pero estamos manteniendo las líneas designadas”, declaró Zelensky en su discurso nocturno, reafirmando la resiliencia de Ucrania a lo largo de las líneas del frente en disputa.
En el terreno, Rusia ha desatado un asalto a gran escala con drones y misiles en territorio ucraniano, desplegando supuestamente 68 drones y cuatro misiles durante la noche, según confirmó la fuerza aérea de Ucrania. Las fuerzas ucranianas han contraatacado, apuntando a un importante depósito de combustible ruso que abastece al ejército ruso, con Kyiv informando de un incendio significativo en la instalación.
Mientras tanto, el presidente Zelensky ha estado en una gira diplomática por Europa, buscando apoyo para Ucrania y presentando su “plan de victoria”. Durante una parada en el Vaticano, apeló al Papa Francisco para que ayudara en la liberación de ucranianos detenidos en Rusia. En Berlín, expresó su esperanza de una resolución al conflicto para el próximo año, subrayando la urgencia de un respaldo europeo continuo.
El costo para las fuerzas rusas ha sido severo, con septiembre marcando el mes más mortífero para las tropas rusas desde que comenzó la guerra en 2022. Según estimaciones recientes de EE. UU., las bajas rusas han superado ya las 600,000, con inteligencia occidental indicando hasta 36,000 bajas solo en septiembre. Las cifras asombrosas destacan la naturaleza implacable del conflicto y el profundo costo humano en ambos lados.