El Superintendente de Escuelas de Oklahoma, Ryan Walters, enfrenta una demanda por su mandato que requiere que todas las escuelas públicas enseñen la Biblia, con más de una docena de peticionarios—incluidos líderes religiosos, padres y maestros—pidiendo a la Corte Suprema del estado que bloquee la regla. El Mandato de Educación Bíblica, firmado por Walters en junio, ha desatado la indignación, con críticos argumentando que infringe la libertad religiosa y viola la ley estatal. Sin embargo, Walters se mantiene desafiante, afirmando que la Biblia es esencial para entender la historia estadounidense y prometiendo no «ceder ante la mob woke.» La batalla legal se ha intensificado mientras Walters insiste en que el regreso de la Biblia a las aulas es necesario para restaurar «principios bíblicos» en la educación.
