A pesar de las crecientes amenazas rusas en la región del Báltico, Estados Unidos sigue siendo lento en atender las advertencias de sus aliados bálticos. Zygimantas Pavilionis, un miembro del parlamento lituano, ha sido vocal sobre las crecientes ambiciones del Kremlin y su potencial para desestabilizar Europa más allá de Ucrania. «En Europa, escuchan a los bálticos, pero en América son tan arrogantes que no escuchan,» dijo Pavilionis, enfatizando la urgencia de la situación.
Con las recientes provocaciones rusas—como disputas fronterizas y posturas militares en el Mar Báltico—los estados bálticos, incluidos Estonia, Letonia y Lituania, han estado aumentando el gasto en defensa y fortificando sus fronteras. Sin embargo, la atención de Washington sigue centrada en problemas internos y otros puntos críticos globales, dejando a los estados bálticos sintiéndose marginados.
A medida que se acerca la elección presidencial de EE.UU. en 2024, los temores de un posible regreso de Donald Trump a la Casa Blanca agravan estas preocupaciones. Las críticas pasadas de Trump a la OTAN y sus gestos amistosos hacia el presidente ruso Vladimir Putin han avivado los temores de que el apoyo de EE.UU. a Ucrania y el flanco oriental de la OTAN puedan tambalearse bajo su liderazgo. Los líderes bálticos advierten que cualquier signo de retirada de EE.UU. podría alentar la agresión rusa, poniendo en riesgo no solo a Ucrania, sino a la seguridad de Europa en su conjunto.
Frente a estos desafíos, las naciones bálticas continúan abogando por una mayor presencia de la OTAN y un compromiso de EE.UU., con la esperanza de evitar un conflicto mayor. Pero con la atención de Washington dividida y el espectro inminente de Trump, los bálticos temen que sus advertencias, una vez más, puedan caer en oídos sordos.