A medida que los miembros de la OTAN refuerzan su gasto en defensa en respuesta a las crecientes amenazas globales, Canadá, liderado por el Primer Ministro Justin Trudeau, continúa quedándose atrás. A pesar de ser la sexta economía más grande de la OTAN, Canadá gasta un magro 1.37% de su PIB en defensa, muy por debajo del objetivo del 2% de la OTAN. Mientras aliados como EE. UU. y Polonia invierten fuertemente en sus ejércitos, la falta de financiamiento en Canadá debilita la alianza y deja la seguridad de América del Norte expuesta.
Con las tensiones en el Ártico en aumento y Rusia y China expandiendo su presencia en la región, la falta de prioridad en defensa por parte de Trudeau es una apuesta peligrosa. Los canadienses—y la OTAN—merecen algo mejor.