El pitcheo se ha convertido en una pesadilla para los equipos de MLB en esta postemporada. Las lesiones se están acumulando, los lanzadores no están cumpliendo con las expectativas, e incluso equipos adinerados como los Mets y los Dodgers están dependiendo de juegos de relevistas en las etapas finales de los playoffs. Han quedado atrás los días de los abridores de trabajo que duraban siete u ocho entradas; hoy en día, retirar a un lanzador antes de la tercera vez que pasa por el orden se siente como algo obligatorio.
El problema se amplifica por una brutal temporada de lesiones. Estrellas como Tyler Glasnow, Clayton Kershaw y Shane Bieber están fuera de juego, dejando a los equipos buscando soluciones. Incluso los relevistas de primer nivel están flaqueando bajo presión, ya que esta postemporada ha visto algunos de los colapsos de bullpen más impactantes en la memoria reciente.
A medida que avanzan los playoffs, se está volviendo claro: la profundidad en el pitcheo ya no es un lujo, es una táctica de supervivencia.