En su partido inaugural de temporada contra el Oklahoma City Thunder, los Denver Nuggets lucharon enormemente con el tiro, cayendo 102-87 en un juego que subrayó varias preocupaciones de pretemporada. El desastroso 35.4% en tiros de campo y el 17.9% desde más allá del arco de Denver destacaron su vulnerabilidad ofensiva, un marcado contraste con la tenacidad y profundidad defensiva de los Thunder.
A pesar del juego de creación de Nikola Jokic, el MVP reinante, la falta de tiradores confiables de Denver obstaculizó el espaciado, permitiendo a OKC congestionarse en la pintura y forzar tiros difíciles. Jokic y Jamal Murray, fundamentales para la ofensiva de Denver, se vieron afectados ya que los defensores de los Thunder neutralizaron sus movimientos con intensa presión. Las dificultades en el tiro, agravadas por ajustes en la plantilla tras salidas clave como la de Kentavious Caldwell-Pope, pusieron en duda la profundidad de Denver.
Con un banquillo cada vez más delgado y un tiro exterior limitado, Denver enfrenta un camino difícil por delante si no pueden resolver su desequilibrio ofensivo. Por ahora, los Nuggets deben replantear su enfoque mientras intentan defender su lugar entre los contendientes de la Conferencia Oeste. ¿Recuperarán sus tiradores, o es la debilidad de Denver desde más allá del arco demasiado grande para superar en un Oeste competitivo? Los próximos juegos revelarán si los ajustes pueden salvar su temporada.