En un movimiento de alto riesgo para asegurar su postura contra Moscú, los líderes europeos están apresurándose a consolidar sanciones a largo plazo contra Rusia, temiendo que el posible regreso del ex presidente de EE. UU. Donald Trump podría llevar a Washington a suavizar su enfoque. A puerta cerrada, los diplomáticos y funcionarios de la UE están intensificando esfuerzos para hacer que las sanciones europeas contra Rusia sean a prueba de balas, anticipando un cambio en la política de EE. UU. si Trump recupera la Casa Blanca.
Según fuentes internas, los funcionarios europeos han trazado varias medidas para garantizar que las sanciones se mantengan robustas, incluso si el apoyo de EE. UU. flaquea. “La preocupación es real. La UE es muy consciente de que cualquier cambio importante en la política de Washington podría desestabilizar el régimen actual de sanciones”, reveló una fuente diplomática europea. En los últimos meses, Bruselas ha estado trabajando para endurecer los mecanismos de aplicación, intentando crear una arquitectura de sanciones lo suficientemente resistente como para soportar un posible retroceso de su aliado transatlántico.
Actualmente, Washington ha desempeñado un papel principal en la aplicación global de sanciones, ejerciendo una influencia económica y política significativa. Sin embargo, la historia de Trump de expresar escepticismo sobre las sanciones a Rusia ha dejado a los líderes europeos cautelosos, instándolos a buscar una mayor autonomía en su estrategia de política exterior. Los esfuerzos de la UE se centran en cerrar lagunas y intensificar la supervisión para prevenir la elusión, construyendo un sistema de sanciones que dependa menos del respaldo estadounidense.
Más allá de los ajustes logísticos, los líderes europeos ven un regreso de Trump como una amenaza potencial a la unidad occidental frente a la agresión rusa. “Hay un miedo muy real a una división en la política entre EE.UU. y Europa, lo que podría debilitar el impacto de las sanciones y envalentonar a Rusia”, señaló un alto funcionario de la UE. Con la guerra en Ucrania estancada, Europa está desesperada por mantener un frente unificado, considerando cualquier fisura en la determinación occidental como una victoria para Moscú.
Sin embargo, la postura audaz de Europa no está exenta de riesgos. Endurecer sus sanciones de manera independiente podría tensar la larga alianza transatlántica, una piedra angular de la estrategia de defensa de la UE. Los líderes europeos se enfrentan ahora a un delicado acto de equilibrio: proteger sus intereses de seguridad contra Moscú mientras mantienen lazos estratégicos con EE.UU.
A medida que el panorama político cambia, las acciones preventivas de Europa subrayan la profundidad de la preocupación por el posible regreso de Trump y los cambios impredecibles que podría traer a la política exterior de EE.UU. La pregunta que queda es: ¿será suficiente la estrategia de ‘blindaje’ de sanciones de Bruselas para mantener a Rusia bajo control, o está en riesgo la unidad occidental en la aislación de Moscú?