En un momento tenso que subrayó las crecientes tensiones globales en torno al conflicto de Ucrania, el presidente ruso Vladimir Putin luchó por contener su ira durante una conferencia de prensa al concluir la cumbre de BRICS en Kazán. El evento, que reunió a líderes de varios países, tenía como objetivo resaltar la posición global de Rusia, pero tomó un giro dramático cuando el reportero de la BBC, Steve Rosenberg, desafió a Putin sobre su invasión de Ucrania.
Desde que comenzó la cumbre, Putin había disfrutado de la presencia de líderes de alto perfil, incluidos el chino Xi Jinping y el turco Recep Tayyip Erdoğan, utilizando la plataforma para denunciar lo que describió como los “métodos perversos” de Occidente para mantener el control sobre las economías emergentes. Sin embargo, el ambiente cambió drásticamente cuando Rosenberg se levantó para plantear una pregunta crítica sobre la contradicción de la invasión con los principios de justicia, estabilidad regional y seguridad de BRICS.
“¿Cómo se alinean todas estas acciones con lo que hiciste en los últimos dos años y medio? La invasión de las tropas rusas en Ucrania—¿dónde está la justicia, la estabilidad y la seguridad?” preguntó Rosenberg, provocando una respuesta visiblemente furiosa del líder ruso. Mientras tomaba notas, una expresión tormentosa surcó su rostro, revelando la presión a la que estaba sometido por la incisiva pregunta.
La ira de Putin alcanzó su punto máximo mientras eludía la responsabilidad, acusando a las naciones occidentales de ignorar los llamados de Rusia en contra de la expansión de la OTAN. “¿Es justo que nuestros socios ignoraran nuestras constantes apelaciones para no expandir la OTAN hacia el Este? ¿Mentirnos a la cara y violar todas sus obligaciones?” replicó, intentando desviar la narrativa hacia lo que él afirma son las provocaciones de Occidente.
La conferencia de prensa tomó un giro acalorado cuando Rosenberg expresó preocupaciones sobre las afirmaciones de MI5 de que agentes rusos estaban causando caos en Gran Bretaña. Putin, visiblemente exasperado, desestimó la afirmación como “completamente absurda,” mostrando su renuencia a aceptar preguntas que pintan a Rusia de manera negativa.
A medida que la cumbre concluía, era evidente que el conflicto en Ucrania seguía siendo un tema central, a pesar de los intentos de Rusia de presentar un frente unido con las naciones BRICS. La reunión incluyó discusiones sobre profundizar la cooperación financiera y crear alternativas a los sistemas de pago dominados por Occidente, subrayando el esfuerzo de Rusia por fortalecer lazos con países no occidentales en medio de una creciente aislamiento.
La presencia del Secretario General de la ONU, António Guterres, en la cumbre y sus llamados por “una paz justa” en Ucrania destacaron aún más la tensión, ya que Ucrania continúa enfrentando presiones militares tanto de las fuerzas rusas como de supuestas amenazas externas.
A pesar del bravado de Putin y los intentos de retratar a Occidente como el agresor, las desafiantes preguntas planteadas por Rosenberg revelaron grietas en la narrativa que Rusia busca mantener en el escenario global. La cumbre de BRICS, lejos de cimentar el poder de Rusia, mostró el delicado equilibrio de las relaciones internacionales mientras el mundo lidia con las consecuencias del conflicto en curso en Ucrania.
Con acuerdos de cooperación militar siendo ratificados y alianzas solidificándose, el panorama geopolítico está cambiando. La cumbre de BRICS puede haber concluido, pero las implicaciones de las decisiones de Putin—tanto en el campo de batalla como en el ámbito diplomático—resonarán en el futuro, dejando al mundo cuestionando los verdaderos costos de su postura agresiva.