Ante la creciente amenaza de la avanzada tecnología de misiles hipersónicos de China, la Armada de EE. UU. está avanzando en los planes para equipar algunos de sus barcos con los interceptores Patriot Advanced Capability-3 (PAC-3) Missile Segment Enhancement. Esto marca un importante cambio estratégico a medida que aumentan las tensiones en el Indo-Pacífico, donde la rápida modernización militar de China, incluidos los armamentos hipersónicos maniobrables, representa una amenaza creciente para los activos navales de EE. UU. en la región.
Los interceptores PAC-3 MSE, utilizados principalmente por el Ejército de EE. UU., son conocidos por su agilidad y precisión en la identificación de amenazas de alta velocidad. La integración de estos misiles en los buques de la Armada refleja las crecientes preocupaciones de que el armamento hipersónico de China podría potencialmente sobrepasar las defensas tradicionales y atacar barcos en lo profundo del Pacífico. Un funcionario de defensa declaró que la inclusión de interceptores fabricados por Lockheed Martin tiene como objetivo prevenir y neutralizar tales ataques, ofreciendo una capa de defensa robusta que complementa los sistemas de defensa de misiles existentes de la Armada.
“La demanda está por las nubes”, señaló Tom Karako, un experto en defensa de misiles del Centro para Estudios Estratégicos e Internacionales, subrayando la necesidad creciente de estos interceptores en medio de los conflictos globales en escalada. El éxito de los sistemas de defensa de misiles en Ucrania y en Oriente Medio también ha influido en la decisión de la Armada de EE. UU., demostrando el valor estratégico de los sistemas de defensa de misiles resilientes contra amenazas de vanguardia.
Al equipar su flota con interceptores PAC-3, la Marina de los EE. UU. está enviando una señal clara de preparación mientras las capacidades hipersónicas de China continúan expandiéndose. El despliegue tiene como objetivo no solo defenderse contra posibles ataques, sino también fortalecer la postura de EE. UU. en la protección de sus aliados y en el mantenimiento de la libertad de navegación a través del Indo-Pacífico, donde el equilibrio de poder está siendo cada vez más puesto a prueba.