En un acuerdo de soberanía de alto riesgo entre el Reino Unido y Mauricio, el estratégico Archipiélago de Chagos—incluida la crucial base militar de EE. UU. y Reino Unido en Diego García—está a punto de caer bajo el control mauriciano, lo que genera serias preocupaciones de seguridad para EE. UU. El acuerdo, destinado a estabilizar la influencia británica y asegurar un contrato de arrendamiento de 99 años en Diego García, ahora corre el riesgo de crear una vulnerabilidad que China está lista para explotar.
La creciente presencia de China en Mauricio, respaldada por más de $1 mil millones en inversiones, levanta alarmas sobre un posible punto de apoyo de Pekín en el Océano Índico, un enlace crucial en el comercio global y una zona militar estratégica para las operaciones de EE. UU. tanto en Asia como en el Medio Oriente. Diego García, un punto de apoyo fundamental para operaciones militares e inteligencia en el Indo-Pacífico, podría enfrentar interferencias o riesgos de vigilancia si la influencia china se afianza en el archipiélago.
Aunque Mauricio se ha comprometido a no interrumpir el arrendamiento actual, la realidad de una creciente dependencia económica de China puede presionar a la nación insular hacia lazos más profundos con Pekín. EE. UU. y el Reino Unido ahora enfrentan un desafío inminente para contrarrestar la diplomacia de poder blando de China en la región y prevenir un revés estratégico que podría afectar la recopilación de inteligencia, el despliegue militar y la estabilidad regional.
A medida que la influencia china se fortalece en esta área sensible, los aliados occidentales deben explorar formas de mantener a Mauricio alineado con sus intereses—equilibrando la diplomacia blanda y los incentivos estratégicos para frenar las ambiciones de Pekín.