Volkswagen se dispone a emprender una profunda reestructuración, cerrando al menos tres fábricas en Alemania y despidiendo a decenas de miles de empleados en lo que marca una de las reestructuraciones más significativas en la historia del fabricante de automóviles. La compañía también planea reducir la escala de sus plantas restantes en Alemania, con el objetivo de adaptarse a los cambios en el mercado automotriz global y a la creciente presión de la competencia de vehículos eléctricos.
“Esto no es un gesto de intimidación en la ronda de negociaciones colectivas,” dijo Daniela Cavallo, presidenta del consejo de trabajo de Volkswagen, hablando ante cientos de empleados en la sede de la compañía en Wolfsburg. “La dirección está absolutamente seria acerca de todo esto. Este es el plan del grupo industrial más grande de Alemania para comenzar la venta de activos en su país de origen.”
La magnitud de los cambios refleja el compromiso de Volkswagen de reenfocar sus operaciones en respuesta a una industria que se transforma rápidamente, con la demanda de vehículos eléctricos en aumento y grandes inversiones requeridas para la fabricación y tecnología sostenibles. Sin embargo, los despidos y cierres de plantas subrayan la profundidad del desafío que enfrenta el fabricante de automóviles mientras compite con otros fabricantes globales que se están moviendo agresivamente hacia el sector de vehículos eléctricos.
El plan de reestructuración de Volkswagen destaca un panorama cambiante para la industria automotriz alemana, que ha sido durante mucho tiempo un pilar de la economía europea. Los despidos y cierres también sirven como un recordatorio contundente de las turbulencias que enfrentan muchos fabricantes de automóviles tradicionales mientras buscan hacer la transición a la movilidad eléctrica, equilibrando al mismo tiempo los costos de las operaciones heredadas.