La batalla por la supremacía aérea se ha intensificado a medida que China presenta su caza furtivo más ambicioso hasta la fecha, el J-35A, posicionándolo como un rival del estadounidense F-35 Lightning II. Esta competencia de alto riesgo subraya una lucha geopolítica más amplia por la dominación militar, con ambas naciones aprovechando tecnología de vanguardia para redefinir el futuro de la guerra. Pero, ¿cómo se comparan estos dos cazas de nueva generación? La respuesta revela no solo sus ventajas tácticas, sino también las filosofías divergentes que impulsan el enfoque de EE. UU. y China hacia la superioridad aérea.
El audaz salto de China: el J-35A emerge
Presentado en el Salón Aeronáutico Internacional de Zhuhai 2024, el J-35A es un producto de años de refinamiento de la Corporación de Aeronáutica de Shenyang, construyendo sobre su predecesor, el FC-31. Con roles duales en misiones terrestres y operaciones desde portaaviones, el J-35A es la respuesta de China a la dominación global del F-35. Con capacidades avanzadas de guerra electrónica, tecnología furtiva y una considerable capacidad de carga, el J-35A simboliza la intención de Pekín de proyectar poder en el aire y el mar.
La historia de desarrollo del avión es reveladora. Inicialmente financiado de manera privada—un movimiento inusual para el complejo militar-industrial de China—el J-35A refleja un cambio hacia enfoques más innovadores en proyectos de defensa. Su evolución ha sido metódica: una variante naval voló en 2021, seguida por el J-35A terrestre en 2023, marcando un paso significativo en la modernización militar de China.
La Piedra Angular de América: El F-35 Lightning II
Estados Unidos, mientras tanto, continúa confiando en el F-35, una plataforma probada y un activo crítico en el mantenimiento de la superioridad aérea. Producido por Lockheed Martin, el F-35 viene en tres variantes (F-35A, B y C), adaptadas para una amplia gama de misiones. Sus características distintivas—sigilo incomparable, sensores superiores y versatilidad multirol—lo convierten en un pilar del poder aéreo de EE. UU. y sus aliados.
A diferencia de su contraparte china, el F-35 ha sido probado extensamente en escenarios del mundo real, consolidando su reputación como el estándar de oro en tecnología de cazas de quinta generación. Con más de 950 unidades entregadas a nivel mundial y adoptadas por múltiples naciones de la OTAN, su dominio se extiende más allá del campo de batalla hacia el ámbito de las alianzas estratégicas.
Comparaciones Clave: J-35A vs. F-35
- Capacidades de Sigilo:
- El F-35 establece el estándar para el sigilo, utilizando materiales avanzados que absorben radar, recubrimientos intrincados y líneas aerodinámicas continuas para lograr una sección transversal de radar (RCS) excepcionalmente baja. Su sigilo ha sido rigurosamente probado y validado.
- El J-35A, aunque incorpora materiales que absorben radar y bahías de armas internas, aún no ha demostrado un rendimiento de sigilo comparable. Lograr paridad con el sigilo del F-35 requiere avances en ciencia de materiales, precisión en la fabricación y tácticas operativas—áreas donde China se queda atrás.
- Propulsión y Alcance:
- El F-35 es impulsado por el motor Pratt & Whitney F135, que proporciona una potencia incomparable y un alcance operativo de 2,220 kilómetros—casi el doble del alcance estimado del J-35A.
- El J-35A depende de motores gemelos WS-13 o motores RD-93 de fabricación rusa, alcanzando una velocidad máxima de Mach 1.8 pero careciendo del alcance extendido y la eficiencia de su rival estadounidense.
- Armamento:
- El F-35 soporta una carga interna de 8.16 toneladas, con municiones guiadas de precisión y capacidades de largo alcance habilitadas por sus avanzados sensores.
- El J-35A transporta una carga comparable de 8 toneladas, equipado con misiles de la serie PL de China y armas aire-tierra. Sin embargo, sus municiones y sistemas de apuntado aún no igualan las capacidades probadas del F-35.
- Electrónica y Sensores:
- El radar AESA AN/APG-81 y el Sistema de Apertura Distribuida (DAS) del F-35 proporcionan una conciencia situacional inigualable, permitiendo la detección temprana de amenazas y el compromiso.
- El J-35A emplea un radar AESA desarrollado en China y seguimiento infrarrojo, pero su integración de sensores y conciencia en el campo de batalla siguen sin probarse al nivel del F-35.
- Producción y Escalabilidad:
- El F-35 se beneficia de una red de producción global, optimizando la fabricación y asegurando el control de calidad. Esta escala es clave para su asequibilidad y adopción generalizada.
- El J-35A, aunque incorpora técnicas avanzadas de fabricación como la impresión 3D, enfrenta desafíos para lograr una calidad consistente en la producción en masa.
Implicaciones Estratégicas
El J-35A y el F-35 encarnan dos filosofías distintas en la guerra moderna. El F-35 prioriza la sigilosidad, el alcance y la tecnología integrada, sirviendo como un símbolo de la dominación de EE. UU. y su red de alianzas globales. En contraste, el J-35A enfatiza la velocidad, la capacidad de carga y la asequibilidad, reflejando el enfoque de China en la proyección de poder regional y la innovación rentable.
Mientras que el J-35A representa un avance significativo para la aviación china, sigue sin ser probado en combate, y sus capacidades son en gran medida especulativas. Mientras tanto, el historial comprobado del F-35 y su superioridad tecnológica aseguran su relevancia continua en la guerra moderna.
El Camino por Delante
A medida que el J-35A entra en servicio, su rendimiento será observado de cerca por analistas de defensa global. ¿Desafiará la dominancia del F-35 o quedará corto en áreas críticas? Por ahora, el J-35A sirve como una declaración audaz de la intención de China de rivalizar con EE. UU. en tecnología militar. Sin embargo, la superioridad establecida del F-35 lo mantiene firmemente al volante del poder aéreo global.
El concurso entre estos dos aviones no es solo una batalla técnica, es un reflejo de la rivalidad geopolítica que está dando forma al siglo XXI. Los cielos sobre el Pacífico podrían determinar el equilibrio de poder durante décadas por venir.