A lo largo de cuatro años fiscales, la administración Biden-Harris ha enfrentado aproximadamente 8.5 millones de encuentros con migrantes en la frontera entre EE. UU. y México, marcando un desafío histórico para el control de la inmigración. Datos recientes de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza revelaron un aumento brusco, incluyendo 101,790 encuentros solo en septiembre, y destacaron las crecientes preocupaciones sobre la gestión de la administración en relación con los cruces ilegales.
Los críticos argumentan que estas cifras señalan una crisis con impactos en la seguridad comunitaria y la soberanía nacional. El presidente del Comité de Seguridad Nacional de la Cámara, Mark Green, criticó duramente el enfoque de la administración, mientras que el sindicato de la Patrulla Fronteriza respaldó públicamente al ex presidente Donald Trump, alimentando los ataques republicanos a las políticas de «fronteras abiertas» de la administración. En respuesta, la Casa Blanca defendió sus medidas recientes, citando una reducción del 55% en los cruces ilegales desde junio debido a acciones ejecutivas destinadas a aumentar la seguridad fronteriza.
A medida que ambos partidos ven la inmigración como un tema clave en las elecciones, el récord fronterizo de la administración Biden-Harris se vuelve prominente, revelando profundas divisiones sobre la seguridad nacional y la reforma migratoria. Los datos han intensificado los llamados a la acción, preparando el escenario para un debate sobre inmigración que probablemente definirá la carrera presidencial de 2024.