“No afectaría lo suficiente a la guerra como para que valiera la pena”, declaró el presidente Joe Biden, reforzando la resistencia de la Casa Blanca a permitir que Ucrania desate misiles ATACMS en suelo ruso. A medida que las bases aéreas rusas llueven destrucción sobre Ucrania desde más allá del alcance del arsenal actual de Kyiv, la administración insiste: dejar que Ucrania contraataque con ataques de largo alcance simplemente no vale el riesgo.
El secretario de Defensa Lloyd Austin reiteró esta postura en una entrevista franca, revelando que las fuerzas rusas han movido astutamente la mayoría de sus aviones fuera del alcance de los ATACMS. Claro, los drones de Ucrania han golpeado en lo profundo de Rusia, pero Austin señala que son «altamente efectivos» sin cruzar una línea peligrosa hacia una guerra de misiles a gran escala. Aún así, es difícil ignorar la frustración. Mientras los ucranianos suplican por más poder de fuego, los críticos preguntan: ¿por qué contenerse cuando los bombarderos rusos son libres de atacar a civiles ucranianos con impunidad?
Los misiles ATACMS, valorados por su precisión y devastadores cabezales de racimo, pueden alcanzar hasta 300 kilómetros—fácilmente al alcance de las bases aéreas rusas clave. Sin embargo, la Casa Blanca cree que estos ataques no alterarán el curso de la guerra. Y seamos sinceros—hay un elefante en la habitación: el arsenal nuclear de Rusia. Una escalada dramática podría empujar a Putin a un rincón que nadie quiere ver.
Mientras tanto, el presidente ucraniano Zelensky ha intensificado sus llamados por armas de largo alcance, argumentando que podrían prevenir el bombardeo incesante de los hogares ucranianos. Pero con Biden manteniendo firmemente su posición, Ucrania puede tener que seguir confiando en drones para librar su lucha de David contra Goliat.
Aún así, los críticos siguen siendo vocales, cuestionando si este enfoque cauteloso está simplemente prolongando la guerra y dando a Rusia espacio para reagruparse. Con la tensión aumentando en Washington, una cosa es clara: esta es una apuesta que podría redefinir el conflicto global. ¿La estrategia de EE. UU. para limitar el poder de fuego ucraniano saldrá mal, o es la única forma de evitar que el mundo caiga en el caos? Solo el tiempo lo dirá.