A medida que la guerra en Gaza se prolonga durante un año, el presidente de EE.UU., Joe Biden, elogió la reciente muerte del líder de Hamas, Yahya Sinwar, como un posible punto de inflexión, instando a Israel a aprovechar el momento para la paz. Biden, hablando en Alemania, describió la eliminación de Sinwar como una “oportunidad” para poner fin al brutal conflicto, que ha devastado Gaza y causado miles de muertes. Pero el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, tiene otros planes.
“La guerra no ha terminado”, declaró Netanyahu en un desafiante discurso televisado después de confirmar la muerte de Sinwar a manos de las fuerzas israelíes en Rafah. El gobierno ultraderechista de Netanyahu no muestra signos de retroceder, con algunos miembros de la coalición incluso abogando por la reocupación total de Gaza. Mientras EE.UU. espera un alto el fuego, el cálculo político de Netanyahu podría empujar a Israel más profundamente en la lucha, especialmente con Hamas prometiendo que “el estandarte de Sinwar no caerá”.
La muerte de Sinwar ha dejado a ambos lados en una encrucijada. Para Israel, es una oportunidad para declarar la victoria y explorar nuevas realidades en Gaza, pero Netanyahu puede ver esto como el momento para redoblar esfuerzos, creyendo que su enfoque duro está dando resultados. Por el lado de Hamas, el liderazgo del grupo militante está en cambio, y sus próximos movimientos son inciertos, aunque su retórica sigue siendo incendiaria.
A medida que la administración Biden continúa su impulso diplomático, intentando negociar altos el fuego en Gaza y Líbano, la desconexión entre las esperanzas de Washington y las acciones de Netanyahu se hace más clara. Los esfuerzos militares de Israel ya se han expandido a Líbano, con bombardeos continuando a pesar de los llamados de EE.UU. a la moderación. El futuro del conflicto sigue siendo tan impredecible como siempre, con la decisión de Netanyahu probablemente dando forma a si la guerra se desescalará o se sumergirá aún más en el caos.»