El enfrentamiento del lunes por la noche de la Semana 7 entre los rivales de la AFC Este, los New York Jets y los Buffalo Bills, se convirtió en una noche de frustración a medida que la arbitraje tomó el centro de atención. Con un asombroso total de 22 penalizaciones que sumaron más de 200 yardas, los aficionados, analistas e incluso el mariscal de campo de los Jets, Aaron Rodgers, expresaron su frustración por el impacto de la arbitraje en el resultado del juego.
El drama comenzó temprano, con Rodgers recibiendo un golpe tardío que no fue sancionado, un punto especialmente doloroso, dado su lesión en el tendón de Aquiles contra los Bills hace un año. Más tarde, Rodgers encontró a Garrett Wilson en la zona de anotación para lo que parecía ser un touchdown, solo para que Wilson dejara caer el balón después de chocar con dos defensores de los Bills. Los aficionados pidieron una penalización por conducta antideportiva, pero los árbitros permitieron que la jugada se mantuviera como un desafío limpio.
Otra llamada cuestionable se produjo cuando Rodgers lanzó un pase desviado destinado a Wilson, quien cronometró mal su salto mientras era cubierto de cerca por un defensor de los Bills. Los árbitros sancionaron interferencia de pase defensiva a pesar del contacto mínimo, lo que llevó a los aficionados a cuestionar la consistencia de la arbitraje.
Una acalorada pelea entre el tackle derecho de los Bills, Spencer Brown, y el linebacker de los Jets, Will McDonald IV, fue otro punto de tensión. Brown, aprovechando su ventaja de altura, empujó a McDonald al suelo, y aunque los comentaristas anticiparon una bandera de penalización, no se lanzó ninguna, lo que aumentó la frustración de los aficionados.
En la conferencia de prensa posterior al juego, Rodgers criticó abiertamente la arbitraje, reflejando un sentimiento ampliamente compartido en las redes sociales. “Fue una de esas noches en las que te preguntabas qué juego estaban viendo los árbitros”, comentó.
Con 22 penales señalados y muchos más momentos que quedaron sin sanción, el juego subrayó la necesidad de consistencia en la arbitraje—un problema creciente en la NFL que ha llevado a aficionados, jugadores y entrenadores a exigir un cambio.