En su mensaje más contundente hasta la fecha, EE. UU. ha amenazado con cortar la ayuda militar a Israel a menos que el gobierno del primer ministro Benjamin Netanyahu levante las estrictas restricciones sobre la ayuda humanitaria hacia Gaza. Esta postura firme se expresa en una carta firmada por el Secretario de Estado Antony Blinken y el Secretario de Defensa Lloyd Austin, advirtiendo que las restricciones de Israel sobre los envíos de ayuda—especialmente los límites al movimiento de personas y bienes entre el norte y el sur de Gaza—han cruzado una línea.
La carta exige que Israel permita al menos 350 camiones de ayuda humanitaria en Gaza diariamente, cree ventanas de alto el fuego para la distribución segura de suministros y detenga las órdenes de evacuación cuando no se planifique actividad de combate. Estos pasos, advirtió Washington, deben implementarse dentro de 30 días o Israel corre el riesgo de perder acceso a miles de millones en apoyo militar bajo la Ley de Asistencia Exterior, que prohíbe la ayuda a naciones que obstruyan esfuerzos humanitarios.
Mientras tanto, las fuerzas israelíes continúan realizando ataques agresivos en Gaza y Líbano, con Netanyahu negándose a considerar un alto el fuego a pesar de las preocupaciones de EE. UU. sobre el creciente número de víctimas y la presión internacional. Netanyahu también rechazó los llamados de líderes mundiales, incluido el presidente francés Emmanuel Macron, para pausar los combates con Hezbollah, incluso cuando Líbano sufre daños extensos y miles están desplazados.
Con las tensiones en aumento, Teherán también ha amenazado con «acción decisiva» si Israel responde a los ataques vinculados a Irán, y los aliados de Irán en la región están intensificando los ataques con misiles. ¿La respuesta de EE. UU.? Un complicado acto de equilibrio. A pesar de sus demandas, Washington está desplegando sistemas avanzados de misiles antiaéreos THAAD para apoyar las defensas de Israel contra las amenazas crecientes de Irán y Hezbollah.
A medida que ambas naciones sopesan las altas apuestas, EE. UU. está bajo presión para hacer cumplir las normas humanitarias mientras garantiza la seguridad de Israel, una línea desafiante en un conflicto de Oriente Medio profundamente volátil y en rápida escalada.