La cumbre de BRICS 2024 en Kazán, Rusia, promete ser un cambio de juego, ya que potencias emergentes de todo el Sur Global se reúnen para desafiar la dominación occidental. Por primera vez, este bloque económico, fundado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, está preparado para admitir nuevos miembros, lo que podría transformarlo en una formidable coalición global. Notablemente, Turquía, miembro de la OTAN, ha solicitado la membresía, lo que indica que incluso los aliados tradicionales de Occidente pueden estar cambiando su lealtad hacia un orden mundial multipolar.
La cumbre de este año llega en medio de llamados de naciones en desarrollo para disminuir la dependencia del dólar estadounidense en el comercio global. Los países de BRICS buscan establecer un sistema de pagos alternativo para eludir la dependencia del dólar y esquivar las sanciones occidentales. “La era de la dominación de una sola nación en las finanzas globales está llegando a su fin”, comentó un insider de BRICS. “Esta cumbre es un paso unido hacia la soberanía financiera y la resistencia a las presiones económicas impuestas por Occidente.”
Actualmente, BRICS representa casi la mitad de la población mundial y una cuarta parte del PIB global, pero sus ambiciones van mucho más allá de la cooperación económica. El grupo se imagina a sí mismo como la voz del Sur Global, abogando por prácticas comerciales internacionales más justas, políticas no intervencionistas y el fin de los regímenes de sanciones que limitan el crecimiento de los países en desarrollo. El plan de expansión del bloque podría dar la bienvenida a hasta 10 nuevas naciones socias de cuatro continentes, creando una coalición demasiado vasta para que las potencias globales la ignoren.
Los observadores dicen que la cumbre de este año es un cambio significativo respecto a las reuniones anteriores de BRICS, posicionando al bloque como una robusta alianza geopolítica en lugar de un foro económico laxo. La agenda se centra en reducir el control económico occidental y empoderar a las naciones miembros a través de la independencia financiera colectiva. La iniciativa de BRICS para desarrollar un sistema de pago global alternativo podría ser el primer paso en una campaña más amplia para destronar al dólar como la moneda de reserva mundial, un movimiento que reverberaría en los mercados financieros.
Las implicaciones de la cumbre son profundas: un BRICS ampliado podría convertirse en un contrapeso a alianzas occidentales como la OTAN y el G7, presentando un frente unificado que podría alterar la toma de decisiones global. “Esto no se trata solo de economía; es un impulso por el equilibrio geopolítico”, dijo un economista familiarizado con las ambiciones del bloque. “BRICS está dando a las naciones en desarrollo una plataforma tan esperada para desafiar el monopolio del poder global de Occidente.”
A medida que Kazan se prepara para albergar la cumbre, el mundo observa de cerca. ¿Tendrá BRICS éxito en abrir un nuevo camino para el Sur Global, o enfrentará resistencia de estructuras de poder globales arraigadas? El resultado podría señalar un cambio histórico en el orden global, provocando un realineamiento que reconfigura las alianzas internacionales durante los próximos años.