La ambición de China de producir en masa su caza furtivo de quinta generación J-20 ha dado un gran salto adelante con el desarrollo de sus propios motores WS-10, que han reemplazado a los modelos más antiguos fabricados en Rusia. Esta transición marca un punto de inflexión crítico en la estrategia de defensa de China, permitiéndoles escalar la producción sin depender de importaciones de motores extranjeros, abordando así un cuello de botella de larga data en sus esfuerzos de aviación militar.
Los ingenieros chinos afirman que estos motores producidos nacionalmente mejoran significativamente el rendimiento del J-20, particularmente en entornos extremos como altitudes elevadas y climas fríos, ampliando su alcance operativo. Con el WS-10, China ahora puede producir en masa el J-20, con el objetivo de desplegar estos cazas en todos sus principales comandos de teatro. La Fuerza Aérea del Ejército Popular de Liberación (PLAAF) tiene la intención de utilizar esta flota para asegurar la superioridad aérea tanto en conflictos regionales como en el escenario global.
Aunque quedan preguntas sobre si el J-20 puede rivalizar con el F-35 de EE. UU. en términos de capacidades de sensores y dominio multirol, la cantidad de J-20 que entran en servicio podría presentar un desafío formidable. Si bien el F-35 puede superar al J-20 en algunos aspectos, la estrategia china se alinea con el principio de masa de Sun Tzu, indicando que los números abrumadores podrían compensar cualquier deficiencia tecnológica.
A medida que China continúa refinando su tecnología de motores, las futuras actualizaciones—como los próximos motores WS-15—podrían llevar el rendimiento del J-20 aún más lejos, con capacidades de supercrucero que permitirían un vuelo supersónico sostenido sin poscombustión. Esta amenaza en evolución ha captado sin duda la atención de los analistas militares en todo el mundo, particularmente en el Pentágono, donde se está monitoreando de cerca la magnitud del aumento de producción de China.
Con la producción en masa en pleno apogeo, el J-20 está destinado a convertirse en una fuerza dominante en los cielos, reforzando la posición de China como un actor importante en la carrera por la superioridad aérea de 5ª generación. La pregunta ahora no solo se trata de calidad, sino también de cuántos J-20 puede desplegar China en los próximos años.