Irán ha entregado misiles balísticos de corto alcance Fath-360 (CRBMs) a Rusia, marcando un primer histórico: misiles iraníes en suelo europeo. Esta transferencia de misiles, confirmada en septiembre de 2024 por funcionarios estadounidenses, añade una capa preocupante a la cooperación militar ya en profundización entre Teherán y Moscú. Aunque el Fath-360 no cambia radicalmente las capacidades de Rusia, refuerza los arsenales de misiles de Moscú, ayudando a intensificar los ataques en Ucrania. Más importante aún, este acuerdo es una señal clara de lazos más estrechos entre las dos naciones, con implicaciones que se extienden mucho más allá de Europa.
Un Acuerdo de Misiles por Influencia
Este acuerdo de misiles refleja la creciente asociación entre Rusia e Irán, impulsada por su oposición compartida a las potencias occidentales. La entrega por parte de Teherán de más de 200 misiles Fath-360 a Moscú ayuda a aliviar las reservas de misiles agotadas de Rusia, permitiendo que Moscú concentre sus armas de mayor alcance y más avanzadas en objetivos de alto valor, como la infraestructura crítica de Ucrania. A medida que se acerca el invierno, Rusia busca paralizar la red energética de Ucrania, una tarea que el Fath-360 puede ayudar a facilitar.
Aunque no es excepcionalmente preciso, el Fath-360 aún puede ser utilizado para bombardear ciudades e infraestructura, complementando el arsenal existente de Rusia. Es importante destacar que esta transferencia de misiles sigue a dos años de advertencias de EE. UU. sobre que Irán planeaba suministrar misiles a Rusia. Ahora, esa advertencia se ha materializado, señalando una colaboración militar más profunda y potencialmente más peligrosa.
La Creciente Alianza Ruso-Iraní
La transferencia es solo la última señal de una creciente asociación militar entre Rusia e Irán. Rusia, que ha dependido de drones y ayuda militar iraní desde el inicio de su invasión a gran escala de Ucrania, parece ansiosa por devolver el favor. Moscú está proporcionando a Irán hardware militar avanzado y apoyo tecnológico, un intercambio que podría mejorar drásticamente las capacidades de Irán en el Medio Oriente.
Ya hay temores de que Rusia podría ayudar a Teherán a mejorar sus programas de misiles y espacio, o incluso sus ambiciones nucleares. Ambas naciones se benefician de esta cooperación: Rusia obtiene armamento crítico para continuar su guerra en Ucrania, mientras que Irán asegura un poderoso aliado en la diplomacia internacional, particularmente en las Naciones Unidas, donde Moscú podría proteger a Teherán de futuras sanciones.
Una Amenaza Creciente para el Medio Oriente
Para Irán, enviar misiles a Rusia no se trata solo de ayuda militar; también se trata de prestigio. Teherán está demostrando que puede suministrar armas sofisticadas a una potencia importante en el escenario global. Pero esta asociación conlleva serias consecuencias para las fuerzas estadounidenses, Israel y otros países en el Medio Oriente. La experiencia de Irán en el suministro de estos misiles, junto con la retroalimentación de combate de Rusia, podría resultar en sistemas de misiles más avanzados que amenacen la región.
A medida que Rusia e Irán fortalecen sus lazos, Occidente enfrenta un desafío creciente. Esta cooperación podría resultar en la proliferación de armas y tecnologías más avanzadas, desestabilizando aún más el Medio Oriente y escalando las tensiones globales.