Las esperanzas de victoria de Sébastien Ogier en el Rally Chile se desvanecieron el sábado cuando se retiró del evento tras chocar contra una roca cerca del final del SS8. El ocho veces campeón del mundo, que inicialmente lideraba el rally, vio cómo su fin de semana se desmoronaba tras una serie de infortunios, comenzando con un pinchazo el viernes que lo hizo caer del primer lugar al noveno.
Después de golpear un banco en la tercera etapa del viernes, la estrategia de carrera de Ogier dio un giro audaz al optar por una arriesgada elección de neumáticos blandos el sábado por la mañana, una apuesta en etapas conocidas por causar problemas a los Toyotas que usaron neumáticos similares el año anterior.
«Desde la posición en la que estamos, tenemos que intentar algo,» explicó Ogier, mientras buscaba recuperar posiciones.
La estrategia parecía estar dando frutos inicialmente, con Ogier marcando el segundo mejor tiempo en el SS7. Sin embargo, la desgracia golpeó en la siguiente etapa cuando pasó sobre una roca en el vértice de una ligera curva, dañando severamente su Toyota y haciéndolo incapaz de girar hacia la siguiente curva a la izquierda. El impacto obligó a Ogier a salir de la carretera, poniendo fin abruptamente a su rally.
Adrien Fourmaux, quien fue el primero en pasar por el coche averiado de Ogier, describió el incidente: “Chocó contra una roca en el interior de una frenada, era una roca realmente grande. Es una verdadera lástima para él, definitivamente no es su rally.”
A pesar del accidente, tanto Ogier como su copiloto Vincent Landais escaparon ilesos, pero su campaña en el Rally Chile llegó a un amargo final ya que el daño resultó ser demasiado severo para continuar. La retirada añade otro capítulo de frustración al fin de semana de Ogier, que ya había estado marcado por la mala suerte y apuestas estratégicas que, en última instancia, no dieron resultado.