En una decisión que ha provocado críticas agudas, el Grupo de Acción Financiera (GAFI) ha optado por no incluir a Rusia en su lista negra de alto riesgo, a pesar de que Moscú profundiza sus lazos con estados sancionados como Corea del Norte e Irán. A pesar del intenso cabildeo de Ucrania, que ha proporcionado al GAFI evidencia de las crecientes alianzas de Rusia con regímenes en la lista negra, el organismo de vigilancia contra el lavado de dinero concluyó su reciente reunión en París sin escalar las sanciones contra Rusia.
El GAFI, el estandarte global en la lucha contra los flujos financieros ilícitos, suspendió la membresía de Rusia en 2023, pero no la marcó como un “país de alto riesgo” durante su reunión de octubre, citando la necesidad de un consenso total de sus 40 naciones miembros. Algunas naciones, incluidas Sudáfrica y Brasil, se mantuvieron comprensivas con Rusia, obstaculizando el impulso por una acción más contundente. Para Ucrania, la moderación del GAFI es insuficiente, especialmente ya que ha advertido repetidamente que las asociaciones de Moscú con Pyongyang y Teherán son una amenaza directa para la estabilidad financiera global.
Los funcionarios ucranianos subrayaron la urgencia de una lista negra, acusando a Rusia de explotar relaciones con Corea del Norte e Irán para eludir sanciones. Se informa que Corea del Norte ha suministrado a Rusia misiles y personal a cambio de petróleo, y que Irán continúa apoyando los esfuerzos bélicos de Moscú con misiles balísticos. El Ministro de Finanzas de Ucrania, Serhii Marchenko, criticó la inacción del GAFI, advirtiendo: “No desafiar la desobediencia de Rusia debilitaría los cimientos y la futura estabilidad del sistema financiero global.”
Además de sus aliados en estados sancionados, se alega que Rusia está involucrada en el cibercrimen global, financia grupos militares privados como el Grupo Wagner y blanquea las ganancias de recursos confiscados en Ucrania. Tom Keatinge, un experto en finanzas y seguridad del Royal United Services Institute, comentó que la decisión del GAFI significa una renuencia a liderar en la reducción de la influencia financiera de Rusia. “Esto debería haber sido un gol fácil,” observó Keatinge, instando a las naciones occidentales a adoptar sanciones más robustas, independientemente de las limitaciones del GAFI.
Los analistas argumentan que, con la creciente evidencia de la evasión de sanciones por parte de Rusia, la negativa del GAFI a incluir a Moscú en la lista negra no solo socava su credibilidad, sino que también señala una brecha crítica en la acción internacional coordinada. Para muchos, el movimiento del GAFI señala una preocupante normalización de las maniobras financieras de Rusia, con la estabilidad global en juego.