La saga en curso sobre la sanción a Max Verstappen por insultar durante una conferencia de prensa en el Gran Premio de Singapur ha enviado ondas de choque a través de la comunidad de Fórmula 1, con aficionados y expertos divididos sobre la necesidad de la penalización. Ahora, el ex piloto de F1 y actual comisario de la FIA, Johnny Herbert, ha revelado su papel en la decisión sobre la sanción de Verstappen y ha proporcionado información sobre la situación polémica.
Herbert, quien sirvió como uno de los comisarios designados por la FIA en Singapur, defendió la decisión de sancionar al campeón reinante. A Verstappen se le impuso una sanción de ‘servicio comunitario’ por usar un expletivo durante una conferencia de prensa organizada por la FIA y transmitida globalmente antes del fin de semana de la carrera.
En una entrevista exclusiva, Herbert explicó que el tema de los insultos en tales entornos públicos no solo es una violación del código de conducta de la FIA, sino también una cuestión de establecer un ejemplo para la generación más joven de aficionados a la F1. “Las conferencias de prensa se transmiten en todo el mundo. Hay más insultos que nunca, y una conferencia de prensa no es el lugar para ello,” afirmó Herbert.
Herbert reconoció que muchos pilotos y aficionados vieron la sanción como excesiva, particularmente dado el carácter ardiente y directo de Verstappen. Sin embargo, se mantuvo firme en la decisión, señalando que «la mayoría de los pilotos no insulta» y enfatizando que los pilotos de F1, como modelos a seguir globales, tienen la responsabilidad de mantener el profesionalismo, especialmente en entornos mediáticos.
La reacción de Verstappen fue inmediata y desafiante, participando en una protesta silenciosa al dar respuestas de una sola palabra durante una posterior conferencia de prensa y realizando su propia sesión improvisada con los medios en el paddock. Herbert admitió que admiraba el carácter rebelde de Verstappen, pero insistió: «Hay un tiempo y un lugar.»
Herbert también abordó las repercusiones más amplias del incidente, incluyendo las tensiones provocadas por los comentarios controvertidos del presidente de la FIA, Mohammed Ben Sulayem, sobre el lenguaje grosero, donde comparó el lenguaje de los pilotos con el de “raperos.” Este comentario no fue bien recibido por los pilotos, especialmente por Lewis Hamilton, quien lo interpretó como teniendo connotaciones raciales. Herbert contrarrestó esta percepción, explicando: “Hay un código de la FIA sobre no usar lenguaje grosero,» y señaló que el comentario no estaba destinado a ser un insulto racial, sino más bien un llamado a la profesionalidad.
A medida que la comunidad de F1 lidia con las implicaciones de este incidente, ha surgido un debate sobre los límites de la expresión en el deporte. Muchos, incluidos Lando Norris y Hamilton, han criticado abiertamente la penalización como un exceso por parte de la FIA. Mientras tanto, Verstappen ha continuado su protesta, con el futuro de su penalización de ‘servicio comunitario’ aún por determinarse.
Desde la perspectiva de la FIA, Herbert espera que prevalezca el sentido común en el futuro, afirmando: «Tiene que haber un entendimiento de que ambas partes necesitan trabajar juntas.» También destacó que los pilotos, al ser modelos a seguir, deben ser conscientes de su influencia en los fans más jóvenes, afirmando: “Los pilotos tienen que entender que son modelos a seguir.”
El escándalo de los insultos puede haber encendido una tormenta de controversia, pero para Herbert y la FIA, la decisión se mantiene como un reflejo de la responsabilidad más amplia del deporte de mantener ciertos estándares de comportamiento. A medida que la Fórmula 1 continúa evolucionando, este incidente ha planteado preguntas importantes sobre el equilibrio entre la autenticidad y el profesionalismo en el deporte de motor más glamuroso del mundo.