Temprano el sábado, Israel lanzó una masiva campaña de bombardeos aéreos sobre la capital de Irán, apuntando a las instalaciones militares clave de Teherán y a las fábricas de producción de misiles. Los ataques, que llegaron en tres poderosas oleadas, fueron la respuesta de Israel a un incidente del 1 de octubre, cuando Irán disparó 200 misiles balísticos hacia el territorio israelí. El contralmirante Daniel Hagari, portavoz de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), emitió una advertencia contundente de que cualquier represalia iraní sería respondida con «un alto precio». Hagari enfatizó el compromiso de Israel de defender su soberanía, declarando: “Nuestro mensaje es claro: cualquiera que amenace a Israel enfrentará las consecuencias.”
Los ataques de las FDI fueron reportadamente muy específicos, apuntando a los sistemas de misiles tierra-aire iraníes y a las instalaciones de producción de drones que habían restringido la actividad aérea israelí en los últimos meses. Testigos en Teherán informaron sobre explosiones que tiñeron el cielo de rojo, mientras que la Defensa Aérea Nacional de Irán afirmó que muchos de los misiles fueron interceptados. A pesar de estas afirmaciones, fuentes israelíes confirmaron que todos los aviones de las FDI regresaron sin daños, declarando la misión como un éxito.
La escalada ocurre en medio de advertencias tanto de Israel como de Irán. El Líder Supremo de Irán, el Ayatollah Ali Khamenei, ha preparado supuestamente múltiples estrategias, incluyendo una respuesta que involucre hasta 1,000 misiles balísticos si Irán sufre bajas sustanciales o pérdidas en infraestructura. Irán ha afirmado que contraatacará con mayor fuerza si Israel ataca áreas sensibles como refinerías de petróleo o instalaciones nucleares. El liderazgo de Teherán también ha advertido a Israel sobre su presencia en Líbano y Gaza, afirmando que no permitirá que las operaciones militares israelíes continúen sin oposición.
Esta crisis surge justo cuando el Secretario de Estado de EE. UU., Antony Blinken, regresó de una gira por Oriente Medio, durante la cual él y otros funcionarios instaron a Israel a evitar escalar la situación. El presidente Biden, informado con antelación sobre la operación de Israel, ha subrayado la importancia de la moderación, solicitando que los ataques eviten zonas nucleares y de alta mortalidad.
La tensión regional ha desatado temores de un conflicto mayor, con el Ministerio de Defensa de Israel confirmando que el norte de Israel está en alerta máxima. El Comando del Frente Interno emitió una advertencia sobre una posible intrusión de drones desde Líbano. Esta última escalada plantea preocupaciones sobre un posible conflicto regional a gran escala, ya que las fuerzas de defensa de Israel indican que están listas para actuar decisivamente en respuesta a cualquier ataque. El mundo espera ver si Irán retaliará, lo que podría encender un conflicto más amplio en Oriente Medio.