Con un aumento récord de aviones de guerra chinos rodeando Taiwán el 14 de octubre de 2024, los temores de una invasión inminente están en su punto más alto. Pero la historia muestra que apoderarse de Taiwán podría tener costos catastróficos, tanto en sangre como en tesoro.
Durante la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos contempló una vez invadir Taiwán para desalojar a los ocupantes japoneses, pero el plan fue descartado. ¿Por qué? El precio de tal operación se consideró demasiado alto. Avancemos hasta hoy, y China enfrenta un dilema similar. Las defensas fuertemente fortificadas de Taiwán, su terreno accidentado y sus alianzas estratégicas, particularmente con EE. UU., hacen de la isla un objetivo formidable.
El alarde de fuerza de China en el Pacífico ha levantado alarmas a nivel mundial, pero los expertos advierten que una invasión a gran escala desencadenaría una enorme repercusión económica y militar. Los ojos del mundo están puestos en Pekín, preguntándose si está dispuesto a sumergirse en un conflicto que podría desestabilizar la región y paralizar el comercio global. Con la geografía y las capacidades militares de Taiwán actuando como disuasivos naturales, cualquier asalto requeriría un esfuerzo colosal, uno que podría enredar a China en un conflicto prolongado y devastador.
A medida que las tensiones continúan escalando, la verdadera pregunta es: ¿arriesgará China todo por Taiwán, o las lecciones de la historia y los costos colosales mantendrán a raya las ambiciones de Pekín? Las apuestas nunca han sido tan altas, y el mundo está esperando con la respiración contenida.