Con una nueva ola de liderazgo favorable al Kremlin surgiendo en Europa Central, el ex primer ministro checo Andrej Babiš podría pronto alinear a Chequia con el creciente bloque pro-Rusia si recupera el poder en 2025. Babiš ya ha adoptado la retórica del Viktor Orbán de Hungría y del Robert Fico de Eslovaquia, mostrando escepticismo hacia el apoyo a Ucrania y cuestionando la profunda integración de Europa. Esta tendencia, que ve disminuir la influencia de EE. UU., podría poner a prueba la unidad de la UE en sanciones, defensa y política económica hacia Moscú, generando ansiedades en todo el continente.
Foto: Andrej Babiš (@andrejbabis)
La reciente coalición del partido ANO de Babiš con aliados de extrema derecha en el Parlamento Europeo, junto con un giro populista en Chequia, sugiere un posible cambio en la política exterior checa si Babiš asume el cargo nuevamente. Su retórica refleja el nacionalismo húngaro de Orbán, alineando el panorama político de la región más estrechamente con la visión del Kremlin de una UE dividida y debilitada en influencia. Con un gobierno de coalición debilitado bajo el primer ministro checo Petr Fiala, la creciente popularidad de Babiš señala un posible resurgimiento de la influencia de la derecha, inclinada hacia Moscú, en el corazón de Europa.
A medida que la UE lidia con este bloque de poder en cambio, su estrategia a largo plazo hacia Rusia, e incluso su disposición a expandirse en Europa del Este, podría ser remodelada por un regreso de Chequia al gobierno populista de Babiš. Para la UE, las apuestas son claras: la deriva de Europa Central hacia Moscú arriesga dividir a la UE en cuestiones que van desde la seguridad hasta la migración, con posibles impactos de gran alcance en el equilibrio de poder en Europa.