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Roger Penske se disculpa por los errores que resultaron en la descalificación de dos de sus pilotos en la apertura de la temporada de IndyCar en St. Petersburg. Como resultado, varios miembros del equipo, incluido el presidente del equipo a cargo de las operaciones y el ingeniero de Josef Newgarden, fueron suspendidos. Penske llevó a cabo una revisión del incidente y descubrió que los pilotos pudieron usar el «push to pass» en las reanudaciones, lo cual va en contra de las reglas de la IndyCar. El presidente del equipo, Tim Cindric, explicó que el problema ocurrió porque una línea de código quedó accidentalmente en el software de los autos desde una prueba híbrida. Luke Mason, quien recientemente fue ascendido a ingeniero principal de Newgarden, también fue suspendido por dos carreras. Ron Ruzewski, director administrativo del equipo, y Robbie Atkinson, ingeniero de datos senior del auto de Newgarden, también fueron suspendidos por dos carreras. Las carreras afectadas serán el circuito mixto de Indianápolis y la Indy 500. Roger Penske expresó su arrepentimiento y pidió disculpas por los errores cometidos, reconociendo el impacto que esto tuvo en el deporte. El equipo admitió que hubo fallas significativas en sus procesos y comunicaciones internas. A pesar de la explicación, el Team Penske enfrentó críticas de varias fuentes, con muchos en el paddock dudando de su explicación sobre el código dejado en el auto. Pato O’Ward fue promovido a la victoria después de la descalificación de Newgarden, poniendo fin a la racha sin victorias de McLaren en la IndyCar desde 2022. Will Power, quien no usó el «push to pass», fue multado con 10 puntos en el campeonato debido al error de Penske. El hecho de que las empresas de Roger Penske sean propietarias tanto de la IndyCar como del equipo de carreras ha sido objeto de críticas. Las descalificaciones tuvieron un impacto mayor en McLaughlin y Newgarden, que actualmente ocupan el noveno y decimoquinto lugar en la clasificación, respectivamente. La Chevrolet, proveedora de motores de Penske, también enfrentó críticas por no darse cuenta del uso del «push to pass» entre St. Petersburg y Long Beach. General Motors realizó una revisión exhaustiva y no encontró evidencias de la participación de ningún empleado de Chevrolet en el asunto.