Una impactante demanda de $50 millones, una mujer afirma que Sean ‘Diddy’ Combs la violó y agredió brutalmente en 2018, supuestamente como «venganza» por acusarlo de ordenar el asesinato de Tupac Shakur. La acusadora, Ashley Parham, alega que la venganza del magnate de la música pasó de la intimidación a la agresión, con amenazas de tráfico y abuso explícito. Según documentos judiciales, Diddy supuestamente le dijo a Parham que su vida estaba en sus manos y que «si quería, nunca más la volverían a ver.»
Las acusaciones detallan una serie de eventos aterradores: Parham afirma que inicialmente fue atraída a una casa en el área de Oakland bajo falsos pretextos, solo para encontrar a Diddy esperándola. Ella lo acusa de sostener un cuchillo frente a su cara y amenazar con hacerle una «sonrisa de Glasgow». Parham afirma que finalmente fue «salvada» de ese destino por su asistente, quien en su lugar propuso que la traficaran al extranjero. La demanda sostiene que la asistente amenazó a Parham, advirtiéndole que «nunca se volvería a saber de ella.»
Como se detalla en la presentación, la supuesta venganza de Diddy escaló de amenazas verbales a abuso físico, con Parham afirmando que la agredió sexualmente con un control remoto de TV y luego la obligó a participar en una violación en grupo violenta. En medio de sus gritos de ayuda, Parham dice que Diddy le dijo que todo era «por diversión», incluso ofreciéndole dinero para que se mantuviera en silencio cuando lo acusó de violación.
Las acusaciones no se detienen con este incidente. La demanda también nombra al amigo de Diddy, Shane Pearce, y a su asistente de larga data, Kristina Khorram, como cómplices, afirmando que Pearce la atrajo a la casa y Khorram amenazó a Parham para encubrir las acciones de Diddy. Parham alega que Khorram era «la Ghislaine Maxwell de [su] Jeffrey Epstein», habilitando y encubriendo años de abuso.
A medida que Diddy enfrenta juicio, el caso ya ha desatado una tormenta. Sus cargos ahora se extienden más allá de este incidente, con acusaciones acumulándose en su contra por trata de personas, trabajo forzado y secuestro. El equipo legal de Parham está presionando por justicia, pidiendo un juicio con jurado para hacer que Diddy rinda cuentas.
Esta demanda es una de las muchas presentadas desde que Diddy fue detenido, pintando un retrato escalofriante de abuso, control y manipulación bajo su poderosa marca.