LaMelo Ball está de vuelta y está recordando a los fanáticos de la NBA por qué es uno de los jugadores más emocionantes de la liga. Mientras los Charlotte Hornets continúan reconstruyendo bajo el nuevo entrenador en jefe Charles Lee, Ball está inyectando vida a un equipo que ha luchado por encontrar relevancia. Ha iluminado el marcador en cada uno de los primeros tres partidos de los Hornets, registrando números deslumbrantes y movimientos impresionantes. El último espectáculo de Ball llegó contra los Atlanta Hawks, donde descompuso defensas sin esfuerzo, atrayendo a los defensores solo para deslizarlos con una asombrosa finura, un movimiento que pocos jugadores podrían ejecutar.
Después de dos temporadas plagadas de lesiones, Ball ha estado en racha, anotando 34 puntos tanto en el partido inaugural de la temporada como en la victoria de los Hornets sobre los Houston Rockets, donde encestó nueve triples. Incluso su noche «mala»—una línea estadística de 27-8-7 contra el Miami Heat—fue suficiente para mantener a los fanáticos de pie. Su regreso a la forma ha dejado a los fanáticos de los Hornets optimistas, ya que aporta la energía y el estrellato tan necesarios a un equipo que finalmente comienza a verse cohesionado.
Pero a pesar de toda su brillantez, Ball sigue siendo una paradoja. Destaca en las áreas más difíciles, como el tiro de tres puntos y la visión de juego, mientras lucha con la finalización cerca del aro—una debilidad desconcertante dada su altura de 6’7″. Su tendencia a realizar pases demasiado ambiciosos y su defensa inestable son recordatorios de que aún está refinando su juego. Sin embargo, es difícil culpar a Ball por tomar riesgos cuando esos mismos instintos a menudo conducen a jugadas espectaculares.
Los Hornets son un trabajo en progreso. El liderazgo de Charles Lee está ayudando a crear una unidad más coherente y prometedora con jóvenes talentos como Brandon Miller y el novato Tidjane Salaün mostrando un potencial temprano. Pero a medida que el equipo toma forma, Ball es indudablemente la estrella del espectáculo, haciendo que los Hornets sean emocionantes e impredecibles. Puede que aún no sea un jugador completo, pero el impacto de Ball es claro: es divertido, es impredecible y le está dando a los aficionados de Charlotte una razón para sintonizar de nuevo. A medida que avanza la temporada, el regreso de Ball podría ser la chispa que finalmente saque a los Hornets del sótano.