Los pilotos de Fórmula 1 de Ferrari, Charles Leclerc y Carlos Sainz, se encontraron en desacuerdo después de su choque en la carrera Sprint del Gran Premio de China. Leclerc intentó adelantar a Sainz en las últimas etapas de la carrera, pero el coche de Sainz se desvió hacia el de Leclerc, provocando una colisión. Antes de eso, Sainz se había visto envuelto en una intensa batalla con Fernando Alonso, de Aston Martin, resultando en un contacto que permitió a Leclerc realizar su maniobra. Leclerc criticó la dirección defensiva de su compañero de equipo, considerándola «más allá de los límites aceptables», mientras que Sainz explicó que estaba lidiando con daños en el coche y neumáticos desgastados, lo que afectó su capacidad de frenado. A pesar de calificar una posición por delante de Sainz para la próxima carrera, Leclerc aseguró que el problema se había resuelto después de una conversación con Sainz. Sin embargo, Sainz desafió esa afirmación, atribuyendo la falta de comunicación a la apretada agenda de un fin de semana de Sprint. Expresó su intención de discutir el asunto con Leclerc más adelante. Sainz afirmó que el incidente no era tan significativo como se había informado, enfatizando que siempre se esfuerza por dar suficiente espacio a su compañero de equipo en pista. Atribuyó la colisión a los daños sufridos en su encuentro anterior con Alonso, lo que comprometió el rendimiento de su coche y dejó poco espacio para maniobras.
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