Los New York Knicks han encontrado su arma secreta en Miles McBride, quien está a punto de romper un hito defensivo que no ha sido tocado por ningún Knick en más de una década. Esta estrella en ascenso, conocida por su incansable esfuerzo y su juego audaz, ha dado a Nueva York una chispa que ha estado ausente durante años. Aunque puede que no haya entrado en la liga con gran fanfarria, McBride se ha convertido rápidamente en el corazón del resurgimiento defensivo de los Knicks, con una tenacidad que es contagiosa.
«El motor de McBride nunca se detiene,» alaban sus compañeros de equipo. «Él está ahí haciendo el trabajo duro, noche tras noche.» No solo ha inyectado una nueva intensidad en el Madison Square Garden, sino que también está redefiniendo lo que significa el baloncesto de los Knicks—agallas, determinación y defensa. Con sus ojos fijos en un récord que ha eludido a Nueva York desde principios de la década de 2010, McBride está preparado para grabar su nombre en la historia de los Knicks y consolidar su papel como el más valioso ejecutor de Nueva York en la cancha.
A medida que McBride se acerca a esta hazaña, está quedando claro que no solo está jugando defensa; está reviviendo el legado de dominio defensivo de los Knicks. Esta temporada, la confianza de Nueva York en McBride está dando frutos de manera significativa—y si continúa así, podríamos estar presenciando el amanecer de una nueva era defensiva de los Knicks. Mantén los ojos en McBride; está a punto de hacer historia.