En el año anterior, Fabio Quartararo, ampliamente considerado como el mejor piloto de MotoGP en el período de 2020 a 2022, estaba visiblemente ausente de la acalorada competencia en la parte delantera del pelotón. Sin embargo, este año, las dificultades de la moto Yamaha M1 se han convertido en la norma, eclipsando las actuaciones de clasificación una vez fuertes de Quartararo. A pesar de su frustración con el estado de la máquina de MotoGP de Yamaha, Quartararo decidió quedarse con el equipo.
Esta decisión no surgió de la nada. A medida que las discusiones para la MotoGP 2025 se acercaban, el tono de Quartararo hacia Yamaha parecía suavizarse, y sus alternativas se volvían menos viables. Aunque aún expresa sus preocupaciones sobre el rendimiento actual de la M1, ha cambiado su enfoque hacia los aspectos positivos que Yamaha le ha mostrado, como la mejora en la velocidad máxima y el impacto del nuevo miembro del equipo, Max Bartolini.
Aunque la decisión de Quartararo puede ser vista como un voto de confianza, otras opciones no eran tan atractivas. La Ducati oficial es muy buscada, y KTM ha consolidado su equipo de pilotos. Aprilia mostró interés, pero con posibles compensaciones financieras. La situación de Quartararo es diferente a la de Marc Márquez, quien hizo un movimiento audaz hacia Gresini para reavivar su pasión por MotoGP y combatir los efectos del tiempo. Quartararo, siendo más joven y menos financieramente seguro, cree que su momento de volver a ganar llegará nuevamente.
Aprilia, with its impressive RS-GP motorcycle, could offer Quartararo the chance to compete at the front, but it wouldn’t guarantee a title. Considering pragmatic factors, sticking with Yamaha makes sense. It offers more financial benefits, a team with a history of championships, a strong main sponsor, and continuous investments in the MotoGP program. Additionally, Yamaha benefits from the new concession rules aimed at speeding up its return to the top. While it may not be the most exciting choice, it’s a hard decision to criticize.