Rolls-Royce ha desvelado una de sus creaciones únicas más extravagantes hasta la fecha, el Phantom Goldfinger, un homenaje meticulosamente elaborado al clásico de James Bond de 1964 Goldfinger. Tomando tres años para perfeccionarse, esta obra maestra singular celebra la icónica imaginería de la película, con acentos dorados, detalles personalizados e incluso una barra de oro sólido escondida en su interior.
Inspirado en el Phantom III de 1937 conducido por el némesis de Bond en la película, el Phantom Goldfinger es una mezcla de lujo moderno y nostalgia cinematográfica. El exterior bicolor amarillo y negro refleja el coche vintage en pantalla, hasta el número de matrícula, “AU1”, un guiño al símbolo químico del oro. Cada característica es intencionada: el Spirit of Ecstasy brilla con un acabado dorado, mientras que los altavoces, las rejillas de ventilación y las consolas del vehículo están forrados en oro.
En el interior, los detalles son verdaderamente dignos de Bond. Un año de trabajo se dedicó a crear una incrustación de mapa 3D de acero inoxidable en el salpicadero que representa el Paso Furka en Suiza, donde se filmó la emocionante persecución de Bond a Goldfinger. Arriba, un techo personalizado Starlight recrea el cielo nocturno sobre el Paso Furka el 11 de julio de 1964, el último día de filmación, completo con estrellas doradas.
Luego está la barra de oro, una obra maestra sólida de 18 quilates escondida en un compartimento secreto, valorada en hasta medio millón de dólares según los precios actuales del oro. La guantera revela otro toque dorado: una cita en relieve del antagonista de Bond, Auric Goldfinger. Abre el maletero, y un palo de golf chapado en oro está guardado junto a un mapa ficticio de Fort Knox, que tomó seis meses diseñar, como un guiño a los infames planes de robo del villano.
Las ruedas de 21 pulgadas, especialmente diseñadas, cuentan con tapas centrales «flotantes» que imitan el estilo vintage, mientras que el maletero exhibe el clásico logo “007” proyectado en el suelo, una sutil referencia al dispositivo de rastreo que Bond colocó en el vehículo de Goldfinger.
Nick Rhodes, diseñador Bespoke en Rolls-Royce, declaró: “Dar vida al Phantom Goldfinger fue uno de los mayores viajes creativos del Bespoke Collective.” Esta increíble pieza única no es solo un automóvil; es una lujosa reinterpretación de la historia cinematográfica para un cliente británico no nombrado que exigió – y recibió – el homenaje definitivo a Bond. ¿Y para aquellos que se preguntan sobre el precio? Aunque Rolls-Royce lo mantiene en secreto, las estimaciones lo sitúan en un asombroso $2 millones, convirtiéndolo en una adición dorada al legado de Rolls-Royce.