En un inicio de alta tensión en la Serie Divisional de la Liga Nacional, los Los Angeles Dodgers lograron una victoria emocionante de 7-5 contra los San Diego Padres en un ruidoso Dodger Stadium. La atmósfera era eléctrica, con banderas azules ondeando alto y la multitud rugiendo mientras el juego se desarrollaba. Pero la verdadera magia de la noche? El explosivo debut en postemporada de Shohei Ohtani.
No todo fue un paseo para los Dodgers—Manny Machado hizo que los Padres tomaran la delantera temprano, lanzando un jonrón de tres carreras en la primera entrada que silenció al público local. Pero Ohtani, siempre el protagonista, cambió la situación en la parte baja del segundo inning. Con un solo swing, conectó un jonrón de tres carreras, igualando el marcador y llevando al estadio a la locura. El mensaje era claro: los Dodgers no se rendirían fácilmente.
Blake Treinen tomó el centro de atención en la octava entrada con las bases llenas, enfrentándose a Donovan Solano. Bajo presión, Treinen logró un ponche crítico, apagando la amenaza de los Padres. Pero el drama no terminó ahí. En la novena, con las carreras del empate en base, Treinen miró fijamente a Machado, lanzando una vez más para asegurar la victoria.
Los íconos de la MLB, Alex Rodriguez, Derek Jeter y David Ortiz no pudieron ocultar su admiración en el programa posterior al juego. A-Rod estaba asombrado, sacudiendo la cabeza mientras decía: “Este tipo es increíble.” Jeter, aún desconcertado por la decisión de los Padres, añadió: “¿Por qué le lanzarías a él con la primera base libre?” Rodriguez lo respaldó, “Segunda base, tercera base—no me importa. Si hay una base libre, lo caminas.”
El poder estelar de Ohtani estuvo en plena exhibición, demostrando por qué es uno de los bateadores más temidos de la liga. Su jonrón en el debut no solo empató el marcador, sino que también cambió completamente el momentum, mostrando que cuando Ohtani está en el plato, los lanzadores mejor piensen dos veces.