En una temporada definida por la adversidad, Williams Racing se encuentra luchando contra una brutal racha de accidentes y costosas reparaciones mientras compiten para mantener sus autos competitivos para el Gran Premio de Las Vegas. Con una serie de incidentes de alto riesgo drenando recursos y retrasando mejoras, el director del equipo, James Vowles, advierte que el futuro de Williams depende de sobrevivir a un asalto implacable de accidentes y escasez de piezas de repuesto.
Lo que comenzó como una prometedora renovación—el plan de Vowles para modernizar el proceso de construcción de Williams y alejarse de su obsoleta ensambladura basada en Excel—ha encontrado un bache. Al inicio de la temporada, el equipo apenas logró presentar dos chasis, y una serie de accidentes en el extranjero han acumulado una factura de reparación de $2 millones, lo que hace casi imposible mantener ambos autos en especificaciones óptimas. En Australia, Logan Sargeant fue apartado después de un accidente, obligando a Alex Albon a tomar su auto, dejando a Sargeant con equipo obsoleto durante meses. Ahora, tras otra serie de accidentes en Brasil que involucraron a Albon y Franco Colapinto, las posibilidades del equipo de presentar dos autos de alta especificación en Las Vegas penden de un hilo.
“No hay ningún equipo en la parrilla que pueda soportar cinco accidentes importantes en dos fines de semana de carreras,” admitió Vowles en un reciente video del equipo, enfatizando cómo el suministro de piezas del equipo está peligrosamente estirado. “Vamos a hacer todo lo posible para llevar dos autos a la mejor especificación que puedan tener, con suficientes repuestos alrededor para hacer que eso suceda.”
A pesar de estos contratiempos, las apuestas no podrían ser más altas para Williams. El Gran Premio de Las Vegas ofrece una oportunidad final para alcanzar a rivales como Alpine, que han avanzado con un doble podio en Brasil, catapultándolos del noveno al sexto lugar en el Campeonato de Constructores. Este salto podría significar un ingreso de $30 millones en premios para Alpine, mientras que Williams está en riesgo de perder un potencial golpe de $10 millones en premios si no logran cerrar la brecha.
Tener el coche de Albon listo para competir a plena capacidad es la prioridad número uno, con Vowles indicando que si las piezas de repuesto son limitadas, Williams podría centrarse en optimizar la máquina de Albon y usar las piezas que queden para que el coche de Colapinto esté lo más cerca posible de las especificaciones.
Mientras tanto, Vowles se mantiene firme en su compromiso con una visión a largo plazo para Williams. “Esta carrera es simplemente un bache en lo que es un programa de varios años,” enfatizó. “Quiero que estemos luchando por victorias en el futuro, no solo raspando puntos. Es doloroso, pero es parte del viaje.”
A medida que el reloj avanza hacia Las Vegas, Williams debe lograr un casi milagro para evitar perder terreno en las últimas carreras de la temporada. Es una apuesta de alto riesgo para Vowles y su equipo, pero una que están apostando a que valdrá la pena mientras luchan por un final más fuerte, rápido y sin accidentes en un año agotador.